Creo que mucha gente hace muchas analogias con la vida y me parece lógico, pues si es algo que ocurre en la vida, si o si tendrá relación con la vida misma.
Así que mi analogia de hoy es: Pararse de manos, es pararse en la vida.
Para pararse de manos muchos creen que es solo fuerza, otros que es solo equilibrio o flexibilidad o talento místico único que solo algunos poseen. La verdad yo siento que es como todo en esta vida, se requiere de paciencia, de disciplina, mezclar la cuota justa de gusto y de obligación, con esto los resultados llegarán de una u otra forma, al ritmo que sea necesario. Algunos verán los resultados muy pronto y otros parecerá casi imposible llegando lento; mismo escenario en otra actividad y los papeles cambian, siendo el que veía resultados lentos ahora los tiene rápido. Nuevamente esos equilibrios cósmicos universales, que hacen que en distintos escenarios debas aprender. Si todos fuésemos buenos en lo mismo, no habría nada que aprender en esta vida.
Estando parado en las manos, sintiendo el cuerpo completo en algo que normalmente no usas para mantenerlo erguido, te pone frente a frente a enfrentar tus miedos. "Me caeré de espaldas, me pegare en la cabeza, mi columna sufrirá" y miles de etcéteras. Caso similar ocurre en la vida cuando te ves enfrentado a algo nuevo o a valerte por ti mismo, surgen los miedos, las preocupaciones. Pero, al igual que pararse de manos, es cosa de entrenarse, de aplicarse, de partir con lo básico y luego ir sumando dificultad.
Los brazos dicen que son una extensión del corazón; con los cuales abrazas, entregas amor y también con los cuales creamos cosas. Y los pies son nuestra base, nuestro movimiento, nuestras raíces para soportar los embistes del tiempo y de las circunstancias.
Pararse de manos es casi invertir esos papeles o mejor dicho, es llevar ese poder de creación, de entregar amor y expandirnos, al papel de que sea nuestra base, que sea lo que nos mantiene en su totalidad. O sea, aplicado a la vida, es dejar que el corazón sea quien te sostenga.
Como en muchas actividades, hay veces que en el entrenamiento de conseguir lo que buscas, llegas a un punto de perfección, al cual yo le llamo "la zona" y lo sientes y dices internamente "entre en la zona!". A veces dura segundos pues el emocionarte te lleva a salir de la zona. A veces dura un poco más y al intentar alargar lo más posible esa sensación propicias el salirte de ahí sin quererlo. Pero llegar a ese momento de perfección, de cero esfuerzo, de equilibrio perfecto, te deja motivado a seguir más. Ese micro-segundo en que logras sintonizar ese dial de tu radio interna, te hace escuchar música y ser feliz, te hace fluir, te hace bailar con la vida y disfrutarlo.
¿Y ustedes, en que actividad han sentido ese entrar en la zona?
